Investigadores del Centro de Investigación en Epidemiología Ambiental (CREAL) han evaluado si la obesidad en las madres aumenta el riesgo de que un niño tenga sibilancias frecuentes, un síntoma asociado con la susceptibilidad al asma en la infancia y que se manifiesta con sonidos silbantes y agudos durante la respiración.
El estudio, publicado en la revista Paedratic and Perinatal Epidemiology, confirma que, de media, el riesgo de estas sibilancias durante los primeros 14 meses de vida es cuatro veces mayor en los hijos de madres con obesidad en comparación con los niños de madres con un peso dentro de la normalidad.
"Partimos de la idea de que la obesidad en las madres puede ser un potencial factor de riesgo intergeneracional del asma", explica a SINC Stefano Guerra, autor principal del estudio. "Nuestro propósito era determinar si la obesidad materna se asocia con un mayor riesgo de fenotipos de sibilancias tempranas en los niños".
Para ello, los expertos analizaron los datos de 1.107 pares de madres e hijos de un estudio español sobre infancia y medioambiente (proyecto INMA). Los resultados confirmaron la asociación entre obesidad materna y sibilancias, independientemente del peso del niño y de otros factores como la educación de la madre, la edad, el tabaquismo, etc.
"La relación independiente de la obesidad antes del embarazo con el aumento del riesgo de sibilancias frecuentes en los hijos añade más evidencias sobre los efectos de la exposición fetal y sus consecuencias sobre los fenotipos relacionados con el asma", afirma Guerra, que sugiere "posibles beneficios preventivos de la reducción de este sobrepeso".
Tras el origen del asma infantil
Los expertos llevan años buscando las claves del asma en niños, un mal que afecta a más de 300 millones de personas en todo el mundo. De ellas, el 52% no son diagnosticadas y el 47% no tienen un buen control de su enfermedad.
Según los últimos datos de la
Guía Española para el Manejo del Asma (GEMA), aunque la tasa de
mortalidad debido a este trastorno se ha reducido desde 1960 a 2,22 por
cada 100.000 en el año 2005, la prevalencia en España ha aumentado en
dicho periodo.
Fuente: larazon.es
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