Un estudio realizado en la Universidad de California, apunta a que la
obesidad puede reducir el tamaño del cerebro en los ancianos,
haciéndolos más vulnerables a la demencia.
Tras analizar a 94 sujetos que superaban los setenta años de edad,
Thompson observó que el cerebro de los obesos parecía 16 años más
"viejos" que el de sus compañeros más delgados. Sus resultados indican
que los ancianos con mayor índice de masa corporal (IMC) tienen también
un cerebro más pequeño, en concreto un 8% más reducido que el de sujetos
con un peso normal. Y que la pérdida de masa cerebral se produce
fundamentalmente en el lóbulo temporal y el lóbulo frontal, con un
importante papel en la planificación y la memoria, respectivamente.
Thompson sugiere que a medida que aumenta la grasa corporal es más
probable que existan arterias obstruidas, lo que reduce la llegada de
oxígeno y sangre a las neuronas del cerebro. La buena noticia, añade, es
que hacer ejercicio intenso puede "salvar" la misma cantidad de tejido
cerebral que se pierde a causa de la obesidad.
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