domingo, 23 de junio de 2013

Hambre y ansiedad

El hambre es una necesidad fisiológica. La ansiedad es una respuesta del ante ciertas situaciones. Ambas pueden tener un mismo origen, organismo aunque también puede suceder que una sea efecto de la otra.

Pueden existir diversos casos: ansiedad producida por comer, ansiedad causada por evitar la comida, hambre originada por ansiedad y disminución del hambre por la ansiedad. Para identificar cuál de estas alteraciones padecemos es importante distinguir el hambre (sensación de molestia o estómago vacío) o la necesidad de comer por sentir el alimento en la boca o el estómago lleno. También podemos intentar distinguir si hay algún factor que nos produce ansiedad, como una entrevista de trabajo o un compromiso social que requiere una prenda específica. Si identificamos que hay un generador de ansiedad y después sentimos hambre, es muy probable que esa necesidad por comer sea consecuencia de la ansiedad, más que una solicitud de alimento enviada por nuestro organismo. Si padecemos sobrepeso, nos ataca la ansiedad cada vez que sentimos hambre, porque sabemos que es necesario reducir en cantidad y mejorar la calidad de nuestra alimentación.

Romper con el círculo

Si ya nos percatamos de la relación que tiene el hambre con la ansiedad y a la inversa, lo que sigue es romper con esa asociación. La primera recomendación es identificar que no es apetito. Ante las primeras señales de hambre, podemos esperar un poco para acostumbrar a nuestro organismo a que no recibirá alimento de forma inmediata. Cuando sentimos ansiedad por alguna situación, debemos evitar comer para mitigarla, porque el origen de la sensación de hambre no es la necesidad de alimento sino la búsqueda de algo que nos tranquilice.

Otra respuesta emocional que aparece ante la ingestión por ansiedad (y que produce más ansiedad) es la culpa. Una persona que siente ansiedad e ingiere alimentos para reducirla, al terminar de comer, seguramente sentirá culpa. Por esta razón es importante modificar la conducta desde su inicio.

Los aspectos emocionales tienen una gran participación en el proceso de sobrepeso hasta la obesidad. Por ello el tratamiento psicológico aunado a la modi- ficación de los hábitos y costumbres es el eje de la solución , en nuestro medio tales cambios son los más difíciles de ejecutar por lo que el tratamiento farma- cológico puede ser una opción que tu médico puede elegir para ti.

Busca la adaptación

No es posible vivir en un mundo sin estrés, por lo que nuestra capacidad de adap- tación debe ponerse en marcha de una forma constructiva y orientada a vivir en la mayor armonía posible con el medio. Comer por ansiedad es tratar de encontrar un poco de paz y remanso ante las situaciones adversas; sin embargo, no es una forma sana de responder ante estas situaciones.

Consulta a tu especialista si crees que puede ser la razón de un desorden en tu alimentación.

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