viernes, 6 de septiembre de 2013

¿Prohibir las gaseosas o cambiar de actitud?

En cada barrio, en cada cancha de fútbol, en cada salón de clases, hay un grupo de amigos que se caricaturiza entre ellos por ser calvos, feos... o gordos.

Hoy en día en Colombia hay más gordos que calvos y, seguramente, más gordos que feos. El 51 por ciento de la población colombiana tiene sobrepeso. La cifra ha aumentado en casi seis por ciento con respecto a hace cinco años y pone en alerta a los salubristas.

El impacto de este dato también motivó a que desde el gobierno, específicamente el Minsalud, Alejandro Gaviria, se retomara una propuesta que, de aprobarse, regularía el consumo de gaseosas en el país.

Durante el Congreso Nacional de Sobrepeso y Obesidad, realizado en Bogotá, el Ministro habló de la iniciativa como una de las estrategias que activen un cambio cultural en el país, que redunden en beneficio de la salud pública. La medida regularía la venta de estas bebidas en centros educativos, restricción publicitaria de los fabricantes y topes de contenidos azucarados.

Ya pasó en NY

La idea tiene su antecedente en lo ocurrido en Nueva York, hace dos años, cuando el alcalde Michael Bloomberg inició una prohibición para el comercio de bebidas azucaradas de más de 16 onzas. La medida, tiempo después, fue derribada por un juez que determinó la autonomía de los ciudadanos para decidir el tamaño de sus refrescos.

"Este tipo de cambios no son fáciles de implementar", afirmó Alejandro Gaviria. "Hay que ver lo que pasó en Nueva York cuando se trató de prohibir la venta de refrescos azucarados en grande, la corte falló en contra de la medida. Todavía la sociedad entera no comprende el reto al que nos enfrentamos", agregó.

Para la directora de la Seccional de Salud de Antioquia, Luz María Agudelo, estas decisiones deben responder a la búsqueda de una sociedad más saludable. "Cualquier medida que contribuya a disminuir los riesgos de salud es bienvenida. Sobre todo en este caso, porque la obesidad es un factor de riesgo muy alto para enfermedades cardiovasculares, osteomusculares y diabetes", dijo.

La directora admitió que poner en firme estas iniciativas no es una tarea fácil. "Afecta intereses particulares, de industrias específicas. Además hay que hacer unos procesos de negociación y acudir a la responsabilidad social de las empresas".

La nutrióloga pediatra Ana Cristina Gómez advierte que, en efecto, esta es una propuesta difícil de implementar. "Es muy difícil que un comerciante ofrezca las cosas que sabe que no va a vender. A ellos les interesa mover su negocio, igual que en los colegios, las cafeterías escolares parecen un sanandresito, llenas de chocolatinas y mecato. Prohibir el comercio de gaseosas afectaría la rentabilidad de muchos", dice.

Por eso, esta especialista habla de una responsabilidad compartida, de una tarea que se tiene que hacer entre todos. "Hay que pensar en una división de responsabilidades. Uno piensa que se requiere una regulación, pero no solo satanizando un producto, a la par debe haber un contenido que eduque en los hábitos más sanos de consumo".

Cambios desde la casa

Luz María Agudelo está de acuerdo con que la misión no es solo de la regulación sino que hay que enseñar con el ejemplo. "Le cuento que en mi casa no se toma gaseosa, generalmente consumimos agua, leche o jugos naturales. Nosotros vivimos en una región muy rica en frutas, eso hay que aprovecharlo. No hacerlo es un desperdicio para el gusto, la salud y la gastronomía".

La Secretaria de Salud reitera que el tema es cultural, más que impositivo. "Si las familias desde muy temprano incluyen en sus menús cotidianos las frutas, los niños rápidamente aprenden esos hábitos. No quiere decir que se prescriban como un mandamiento o un pecado otro tipo de bebidas, pero creo que es mucho más saludable e invita a aprovechar una riqueza que no todos los países tienen".

Calorías innecesarias

Está perfectamente claro que un niño requiere un importante número de calorías para su crecimiento y sano desarrollo. Pero este aporte nutricional puede provenir de infinidad de fuentes, desde los carbohidratos, hasta las frutas. El Colegio de Salud Pública de la Universidad de Harvard realizó un estudio en el que se detalla el contenido calórico que proviene de las gaseosas e, incluso, de los jugos de frutas que se comercializan envasados o en caja.

El estudio fue realizado en productos que se comercializan en ese país, muchos de los cuales están disponibles en Colombia o tienen equivalentes. En una bebida gaseosa de cola, por ejemplo, con un tamaño de 12 onzas, hay 146 calorías, el equivalente a 41 gramos de azúcar, es decir, 10 cucharadas. La gaseosa con sabor a limón tiene 170 calorías, 46 gramos de azúcar, o sea 11 cucharadas.

Bebidas similares a las cajitas de jugos de fruta, contienen 125 calorías, 34 gramos de azúcar, 8 cucharadas.

La comparación no puede aplicarse de manera exacta es nuestro país, pero para la doctora Ana Cristina Gómez, es un indicador muy cercano a lo que tenemos en Colombia.

Con esos datos, dice esta especialista, vale la pena preguntarse si los padres de familia también deben asumir buena parte de la responsabilidad en el sobrepeso de muchos niños.

Santiago López Jaramillo, director Ejecutivo de la Cámara de la Industria de Bebidas de la Andi, es el vocero de las empresas productoras y embotelladoras de gaseosas en Colombia. Asegura que la preocupación por el sobrepeso en Colombia es compartida por este gremio.

"La obesidad es claramente un problema que necesita el compromiso de todos: Gobierno, padres, colegios, comunidad científica y claro está las empresas que nos proveen de bebidas y de alimentos". Sin embargo, afirma que la causa de esta problemática no obedece a un solo factor.

"Las propuestas que simplifiquen el gran problema de la obesidad infantil y lo atribuyan a una única causa o a un único producto no aportan a la solución y por el contrario confunden a los padres y a los niños quienes bajo estas propuestas no modificarán sus hábitos ni aumentarán su actividad física siendo estos los únicos remedios efectivos y comprobados para combatir el sobrepeso y la obesidad".

Este directivo afirma que "todas las calorías que consumimos cuentan y, en este orden de ideas la meta en balancear lo que consumimos con la energía que gastamos y es así como las bebidas gaseosas y cualquier otro producto puede ser parte de una dieta saludable".

El debate sigue abierto y parte de una postura coincidente: todos somos responsables de la búsqueda de hábitos de vida saludables. Padres, educadores, productores y comercializadores, de lo contrario, las enfermedades derivadas de la obesidad se convertirán en la guerra más difícil de ganar.

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