Cuando pensamos en comer carne saludable, casi
siempre pensamos en el pescado o pollo asados, pero no en el pescado y
cuando se nos antoja algo más llenador, queremos un buen corte de carne
de res. En realidad, las tres opciones son ricas y
nutritivas, pero es necesario consumirlas en la cantidad que permita
aprovecharlas sin que la grasa se nos quede en el vientre o en las
arterias.
La carne de res o carne roja, es la que proviene de
los mamíferos, incluida la de cerdo. Entre las propiedades alimentarias
destaca que es rica en hierro, proteínas, fósforo y cinc. También
contiene una gran proporción de grasa saturada y colesterol. Otros de
sus componentes son los precursores metabólicos del ácido úrico. De ahí
que quienes padecen gota o hiperuricemia tengan restringido el consumo
de carnes rojas.
Existen dos tipos de carne de pescado: blanco y
azul. Ejemplos del primero son: bacalao, blanco del Nilo y el
huachinango. Se clasifican como blancos por el color de su carne
(principalmente magra) y su proporción de grasa (menos de 5% de su
peso).
El pescado azul, como el salmón o las sardinas, tiene un
mayor contenido de grasa, por eso su carne es menos magra; sin embargo,
es muy apreciada por su alto contenido de ácidos grasos
poliinsaturados, como el omega-3. Existen estudios científicos que
demuestran las grandes ventajas para la salud al incluir al pescado azul
como parte de la dieta.
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