Durante los días hábiles de la semana, nuestra vida esta estructurada por diversivas actividades que rigen de alguna u otra forma nuestros horarios de alimentación, e incluso, los platillos que comemos. Al llegar el fin de semana, acecha la tentación de ir a cenar afuera, disfrutar de una copa de vino, desayunar en la cama, a la mañana siguiente, comer en familia o con amigos, servirse varias veces de algún platillo o postre, disfrutar la sobremesa con alguna botana y cerrar el día con algunas tazas de café acompañadas de pastel o pan.
Esta costumbre es mas común de lo que imaginamos y puede ser que muchas personas no hayan notado que cada fin de semana repite el esquema.
Podemos disfrutar de todas los placeres que nos ofrece la comida, pero sin hacer a un lado la salud.
Por ejemplo, hay personas que cuando saben que tienen un cena programada, pasan el día sin comer nada para poder compensar todo lo que no ingirieron durante el día, en un atracón nocturno. Una buena alimentación no funciona de esta forma.
En este caso era mejor comer algo ligero a la hora de la comida, como pescado con verduras o una ensalada con pollo y después en la cena, disfrutar un poco de cada platillo, con especial atención en no abusar de los platillos con grasa o muy azucarados, ni de las bebidas con alcohol.
Lo mismo sucede si toda la semana cuidamos de no comer alimentos nos hagan aumentar de peso y en fin de semana nos damos un atracón en familia.
Esta puede ser la causa de que una dieta reductiva no nos funcione correctamente.
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